
En medio del temporal del miércoles 19 de setiembre, los trabajadores del transporte se guarecieron en las terminales de ómnibus dejando a pie a muchos empleados que esperaban en las paradas para volver a sus casas. Pocas horas después volvieron a manejar, pero ya con la flota de buses visiblemente raleada y cuando mucha gente había resuelto su problema echando mano a otros recursos. ¿Por qué fueron adoptadas estas decisiones? o, más precisamente, ¿quién fue el que decidió tomarlas? Los testimonios de jerarcas del Poder Ejecutivo, de la Intendencia de Montevideo y de la Unión Nacional del Transporte (Unott) y de las empresas tienen contradicciones y no dejan las cosas claras. Por eso los sindicalistas propondrán al gobierno que establezca un “protocolo de actuación” para que cada cual sepa qué hacer.
Ayer el prosecretario de Presidencia, Diego Cánepa, dijo que el operativo realizado por el Sistema Nacional de Emergencia (Sinae) fue correcto, pero reconoció que en el sistema de transporte hubo una “descoordinación” de la Intendencia de Montevideo que “no depende del Sinae”. “Si me decís a mí, ese fue el error más grande de ayer (por el miércoles)”, expresó en declaraciones a radio Sarandí.
“Hubo una descoordinación, una decisión de la IMM, que rápidamente se revirtió en una hora. Pero eso determinó que durante dos horas y media faltó transporte público en un momento en el que no debería haber faltado”, agregó.
Por su parte, el director de Tránsito de la IMM, Hugo Bosca, dio su versión de los hechos: “A las 12:30, 13 horas, nos llaman los trabajadores de la Unott planteándonos que tenían dificultades para cumplir los servicios y que algunos vehículos se iban a quedar en las terminales hasta que amainara. Nos dimos por enterados y entendimos también que era mejor que se quedaran en la terminal y que no ingresaran los coches a talleres, porque sabemos que si entran a taller se van para su casa y no van a dar el servicio. Y en el fondo era, también, una medida gremial. Nosotros lo respetamos. Y nos parece correcta si era por su seguridad. Dijeron que era por una hora o dos, hasta que amainara”, contó Bosca.
Señaló que luego “trascendió” que las empresas de ómnibus estaban esperando una contraorden, “pero eso nunca había sido acordado”. “En otros países, en situaciones como esta, la gente se prepara el día anterior para el tornado o el ciclón, no hay transporte público, no hay oficinas públicas. Hubo un montón de cosas que no iban a suceder y sucedieron”, agregó el jerarca.
Otra versión
En cambio, el director de Movilidad Urbana, Gerardo Urse, dijo a El Observador que fue la Intendencia la que le pidió a las empresas, cerca del mediodía, que le avisaran a los conductores de unidades que estaban en la calle que se guarecieran en cuanto llegaran a destino. Para ese entonces, un ómnibus había sido impactado por un árbol en la avenida Lezica.
Urse agregó que una dos horas después, cuando había amainado el viento, se le anunció a las empresas que podían volver a prestar sus servicios.
Una versión similar de los hechos narró el presidente de Cutcsa, Juan Salgado, quien señaló que, una vez que recibió la recomendación de que las unidades se pusieran de nuevo en movimiento, se regularizó el 80% del servicio.
En tanto, el integrante de la Unott, Luis Aguirre, dijo a El Observador que las empresas de transporte recibieron cerca del mediodía un comunicado en el que se recomendaba que los ómnibus permanecieran en las terminales apenas llegaran a ella porque ya había comenzado a regir la “alerta roja”.
“Después se empiezan a evacuar edificios, se genera conmoción y entramos en una gran desorganización. Nosotros aguantamos todo lo que pudimos. Nosotros también tenemos familiares que tenían que volver a sus casas. Se supone que nadie va a estar en la calle. Y nosotros tampoco somos héroes o Robin Hood”, señaló Aguirre.
Contó que, pasadas las dos de la tarde, se les comunicó que fueran saliendo de a poco y que se llegó a prestar el 70% del servicio.
Aguirre informó que la Unott le planteará al gobierno que redacte un protocolo de actuación para que todos sepan como actuar ante un próximo ciclón extratropical o cualquier otra emergencia. “Esto ya pasó una vez y va a volver a pasar. No puede ser que los trabajadores queden a la buena voluntad de lo que decidan los empresarios. Tenemos que organizarnos”, agregó.
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