“Yo quiero abrir las puertas del Ejército porque no tengo nada para ocultar. Por eso empecé hoy mismo (por ayer). Ya tuve una reunión en ese sentido", dijo a Ultimas Noticias el general Pedro Aguerre pocas horas después de sustituir al general (r) Jorge Rosales. Si bien no quiso dar a conocer la identidad de las personas que recibió, dijo que están "vinculadas al tema" de los desaparecidos, a quienes dejó claro que su “intención es utilizar todas nuestras capacidades para colaborar. Yo voy a poner mi granito de arena para dar un paso más".
En una postura opuesta al silencio persistente que sostuvo Rosales respecto al tema durante sus cinco años de gestión, Aguerre quiere "armar un equipo que ayude" a marcar una impronta de apertura para aclarar los temas del pasado y proyectar cambios hacia el futuro. "Si viene la madre de un desaparecido, que lo haga tranquila porque la voy a atender. Voy a hacer todo lo que pueda para aportar a una mirada al futuro", manifestó.
El planteo toma distancia del silencio marcado por Rosales, quien apenas asumió su cargo dejó claro al generalato que no estaba dispuesto a discutir el tema. Desde entonces, los oficiales tuvieron prohibido referirse tanto a la situación de los desaparecidos como a las decisiones adoptadas por el Poder Judicial, que en los últimos años determinaron el procesamiento con prisión de varios militares de la dictadura.
En los últimos meses, la posición de Rosales comenzó a ser cuestionada de manera creciente, al punto que ocho generales concurrieron a visitar al coronel (r) Tranquilino Machado al cuartel de Coraceros tras su procesamiento por el crimen del estudiante Ramón Peré.
Si bien en principio la asunción de Aguerre fue percibida como una "continuidad", los primeros movimientos del nuevo comandante indican una mayor apertura a hablar del tema. Fuentes castrenses indicaron que el jerarca hizo saber que su intención es mantener una relación más fluida con los generales y consultarles de manera permanente, no solo por temas relativos a los derechos humanos sino por el proceso de modernización de la fuerza.
El general, que el lunes pasó su primera noche en el cargo en el Comando y no paró de trabajar en la transición, inició los cambios de inmediato para generar "un equipo que me permita trabajar al ritmo que deseo. Necesito que las ideas que traemos tengan gente que las impulse".
Aguerre indicó a Ultimas Noticias que "se trata de una primera etapa, necesaria para comenzar a funcionar al ritmo que esperamos". En febrero habrá nuevos cambios cuando se concreten otros pases a retiro en el generalato.
Para el nuevo comandante, hijo de un coronel del mismo nombre de filiación socialista que estuvo detenido durante la dictadura por oponerse al golpe, el aporte a aclarar el pasado constituye una parte de la mirada hacia el futuro. Si bien al asumir su cargo aclaró que no piensa "presionar a nadie" para que le brinden datos, aseguró que brindará toda la información que consiga obtener y garantizó que confía "en la Justicia" porque "nadie es dueño absoluto de la verdad".
La postura de Aguerre va en consonancia con el planteo dado a conocer ayer en el informe elaborado por los antropólogos que integran el equipo de José López Mazz, quienes sugirieron una actitud más activa del Ejército para ofrecer garantías a quienes puedan brindar datos que ayuden a llegar a la verdad.
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