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Tortazo a Murdoch.



El magnate de prensa Rupert Murdoch limitó su responsabilidad en el escándalo de las escuchas ilegales e insistió en la falta de pruebas de presuntos pinchazos telefónicos a víctimas de los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos, al comparecer ante el Parlamento británico.

La sesión tuvo que ser interrumpida brevemente cuando un hombre trató de arrojarle al rostro un plato repleto de lo que parecía ser espuma de afeitar, sin conseguirlo debido a que la esposa del magnate, Wendi Deng, que se encontraba a proximidad, le bloqueó el brazo. Según la televisión Sky News, el individuo es un humorista.

"Nunca me sentí tan humillado como hoy", afirmó el magnate norteamericano de origen australiano ante la Comisión de Cultura, Medios de Comunicación y Deportes del Parlamento.

Murdoch, de 80 años, dijo que se sintió "totalmente aterrado y avergonzado al enterarse del caso Milly Dowler hace dos semanas", en referencia a las revelaciones de presuntas escuchas por periodistas del tabloide dominical News of the World del teléfono de una adolescente asesinada.


Pero cuando un diputado le preguntó si asumía ser "en última instancia el responsable de este fiasco", Murdoch respondió: "No", aduciendo la imposibilidad de supervisar todo lo que se hace en un conglomerado de medios de 53.000 empleados.

Y al preguntársele a quién podía entonces considerarse responsable de lo ocurrido, contestó: "A la gente a la que confié la dirección (del imperio de prensa) y entonces quizá a la gente en la que ellos confiaron".

Murdoch subrayó por otro lado que las sospechas que podrían extender a Estados Unidos el incendio que hace tambalear a News Corp, su imperio mediático, son hasta ahora totalmente infundadas.

"No hemos visto ninguna prueba" de pinchazos telefónicos a familiares de víctimas de los atentados del 11 de septiembre "y por lo que sabemos el FBI tampoco", afirmó Murdoch. "Si las encuentran, trataremos el caso exactamente del mismo modo que lo estamos haciendo aquí", agregó.

Murdoch compareció junto a su hijo James, número tres de News Corp, quien presentó sus disculpas, en su propio nombre y en el de su padre, a las víctimas de las escuchas.

"Quisiera decir cuánto lo siento, cuánto lo sentimos, en particular a las víctimas" de las escuchas "y a sus familias", declaró James Murdoch, de 38 años.

El caso obligó a Murdoch a cerrar News of the World y a desprenderse de dos estrechos colaboradores: Rebekah Brooks, directora de News International (rama británica del imperio Murdoch), quien comparecerá este mismo martes ante la comisión parlamentaria, y Les Hinton, jefe de la filial estadounidense de Dow Jones, que publica The Wall Street Journal.

Murdoch defendió con énfasis a Hinton: "He trabajado con Hinton durante 52 años y le confiaría mi vida", declaró.

El escándalo de las escuchas también provocó las renuncias del jefe de Scotland Yard, Paul Stephenson, y del jefe de la policía antiterrorista, John Yates, y dejó a la defensiva al primer ministro conservador David Cameron.

Stephenson, quien compareció antes que Murdoch ante los parlamentarios, admitió que pudo haber "diez miembros del departamento de comunicación (de Scotland Yard) que trabajaron para News International en el pasado, algunos de los cuales eran periodistas".

Cameron reconoció que el caso es "un gran problema", aunque se dijo seguro de que finalmente se resolverá.

"Una parte de los medios ha cometido actos ilegales, horribles. La policía debe responder a serios interrogantes acerca de corrupción potencial y sobre una investigación fallida. Los políticos han estado demasiado cerca de los propietarios de los medios", dijo el primer ministro en declaraciones desde Nigeria, donde se encontraba en visita oficial.

La policía debe investigar además la sorpresiva muerte de Sean Hoare, ex reportero del tabloide sensacionalista, que ventiló el escándalo e implicó en él a Andy Coulson, ex portavoz de Cameron.

La policía dijo que la muerte de Hoare "está considerada por el momento sin explicación pero no parece sospechosa". Según The Guardian, Hoare, hallado muerto el lunes en su vivienda en Watford (norte de Londres), sufría desde hacía tiempo de problemas de alcoholismo y drogadicción.

El News of the World (NoW) está acusado de haber pirateado desde el año 2000 los teléfonos de unas 4.000 personas, entre ellas políticos, miembros de la Casa Real y celebridades.

Rebekah Brooks, redactora jefe del periódico de 2000 y 2003, fue detenida el domingo pasado durante doce horas y liberada bajo fianza, bajo los cargos de corrupción de policías y complicidad en escuchas telefónicas ilegales.

El escándalo de las escuchas amenaza con afectar la salud financiera de News Corp, el imperio mediático de Rupert Murdoch. La agencia Standard & Poor´s advirtió el lunes que podría rebajar su calificación crediticia. (AFP)

El País Digital

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