ANDRÉS OYHENARD
Paylana atraviesa una coyuntura difícil y tendría flujo de caja hasta fin mes para pagar el salario de sus 640 empleados, según el sindicato. Están "avanzadas" las negociaciones para que el grupo inversor Leadgate compre la mayoría de la empresa.
La hilandería sanducera Paylana, es la última empresa privada del sector que aún mantiene sus puertas abiertas tras 65 años, aunque su futuro es incierto. Por eso negocia con el grupo inversor Leadgate -que lidera Matías Campiani, actual socio de Pluna- para buscar una salida.
Arrastraba problemas estructurales que se acentuaron con la llegada de la crisis internacional de 2008 pero un integrante del sindicato de la empresa dijo ayer a El País que la firma ya comunicó que "tiene flujo de caja para funcionar para lo que resta del mes", y que si no aparece un socio que ponga el dinero necesario, la firma deberá cerrar sus puertas porque el Banco República (BROU) ya informó que "no presta más".
La textil mantiene una deuda con este banco que alcanza los US$ 20 millones. En diciembre, la firma debió pedir un préstamo al BROU para pagar los aguinaldos de sus trabajadores.
En tanto, el presidente del Banco del República, Fernando Calloia, dijo ayer a El País que "la situación de Paylana en 2010 fue complicada: el banco la fue asistiendo para que mantuviera la actividad en la medida en que había inversores interesados en explotar la empresa como tal".
En este sentido, "se le dieron créditos para financiar operaciones (y Paylana) compró materia prima, produjo y vendió y con eso pagó; se fueron dando contra operaciones". En 2010 esta institución le prestó en diversos créditos un total de US$ 4,5 millones para que Paylana pudiera financiarse.
"Ahora no necesita financiamiento para operaciones. Están avanzadas las negociaciones con los posibles interesados", comentó Calloia. Consultado sobre si podía haber nuevos créditos para Paylana dijo: "vamos a ver qué pasa con los inversores".
Por su parte, el sindicalista de Paylana agregó que en principio la firma podría pagar la primera quincena de este mes y aún no está del todo claro si podrá hacer lo propio con la segunda.
"Tenemos mucha incertidumbre por lo que pueda pasar luego de fin de mes. En la reunión que tuvimos con el gobierno y los empresarios se nos comunicó que se estaba negociando con un socio para buscar una solución pero, por ahora, no tenemos nada concreto", precisó.
Actualmente la textil Paylana tiene en plantilla a 490 operarios y 150 administrativos. Además, emplea indirectamente a otros 1.200 trabajadores.
salida. Fuentes cercanas a Leadgate confirmaron ayer a El País que se "está trabajando para lograr un acuerdo" aunque precisaron que "todavía falta acordar con los actuales accionistas algunos aspectos importantes en la negociación".
Una fuente del gobierno ratificó esta información y dijo que las negociaciones están "avanzadas" aunque evitó entrar en más detalles sobre el cierre de la operación. En tanto, en el sindicato comentaron que solo sabían que era "una firma con experiencia en recuperación de empresas en crisis".
Leadgate, de hecho, participó de la reestructuración de la ex Parmalat en Uruguay tras lo cual adquirió parte del paquete de Pluna S.A.
La empresa que lidera Campiani no es la primera en interesarse en Paylana. La crisis internacional de 2008 agravó la coyuntura de Paylana que vio cómo varios mercados europeos y de Estados Unidos bajaron la cortina. Esto llevó a que la empresa enviara a la mayoría de sus trabajadores al seguro de paro. Por eso a principios de 2010 los propietarios de la empresa comenzaron a buscar un socio para salvar la firma.
A mediados del año pasado, la textil italiana Marzotto se perfilaba como la mejor opción para adquirir la mayoría de las acciones. Sin embargo, luego de visitar la planta en Paysandú y analizar el plan de negocios, los inversores italianos no avanzaron en las gestiones.
A posteriori, surgió el interés del grupo Leadgate para comprar la textil que en estos días negocia la compra.
El textil pasó a ser un sector en declive
El sector textil comenzó paulatinamente un proceso de deterioro a principios de la pasada década que culminó con el cierre de varias plantas industriales emblemáticas como Sudamtex, Dancotex. Fibratex, Campomar, Hisud, Alpargartas, La Mundial, Suitex, entre otras.
El presidente de la Asociación de Industrias Textiles del Uruguay (AITU), Norberto Cibils, dijo ayer a El País que esta industria pasó de emplear directamente a más de 15.000 trabajadores en la década del 90` a unos 2.500 hoy en día.
A juicio del empresario, el problema de "fondo" en esta cadena es que existe un desplazamiento de las industrias hacia el Oriente que operan con costos de producción "muy bajos. Las empresas que están por fuera de éstos tienen que contar una alta especialización para poder vender en el exterior", explicó. Además, Uruguay arrastra "altos costos" en sus tarifas que dificultan obtener una buena competitividad, criticó.
Asimismo, el presidente de AITU señaló que hoy "preocupa" la suba en los costos de las materias primas (lana y algodón) en los mercados internacionales.
"Hoy los industriales no pueden comprar los insumos porque los precios de venta no cierran la ecuación financiera", afirmó Cibils.
Por su parte, la otra hilandería -además de Paylana que queda en Uruguay- es la paraestatal Agolan. Justamente esta firma -que gestiona la Corporación Nacional para el Desarrollo- está instrumentando una reestructura para especializarse en series cortas de productos para entrega rápida que le permita revertir su déficit anual que ronda los US$ 2,5 millones.
El País Digital
